Miedo más miedo y a continuación mucho más miedo.

¿Si  me estoy equivocando?, ¿Si pienso que eres tú pero luego me doy cuenta que no lo eres?...

Es cierto que me cambia la cara cuando te veo, o cuando me hablas. Es cierto que cuando quedamos esa tarde de Diciembre fría estuve dos días antes con sensaciones raras en el estomago y sin dormir, es cierto que me imagino que estas a mi  lado tumbado en mi cama abrazándome o sentado en el sofá con nuestro bol de palomitas y nuestro chándal viendo películas y sonriendo como dos críos de 5 años y haciendo que todo sea perfecto y seguro, que no hay miedos de por medios que solo estamos tu y yo.

Pero vuelvo a pensar en el miedo que envuelve cada imagen feliz. Ese miedo que hace que mis ojos se llenen de gotas de angustia… Y vuelve a aparecer la pregunta que tanto me atormenta. ¿Es eso lo que quiero?, ¿Qué estés conmigo? ¿Que quieras pasar cada día conmigo?…

Es tan jodidamente perfecto y yo tan pero tan… inútil que pienso que solo fastidiaría a una persona que no cambiarías ni por un bombero guapísimo :) . Pero siento que soy demasiado poca cosa para alguien con un corazón más grande que el universo.

No soy más que una cría de 18 años en busca de su príncipe azul que luche con cualquier dragón que intente robarme de su lado. Y sé que los trenes solo pasan una vez en la vida y que si titubeas un segundo puedes perderlo y arrepentirte toda tu vida, pero sabes que aunque te subas a ese tren puedes acabar estrellándolo y será más doloroso a la larga que si no te subes a él.

Pero es que es tan difícil decidirte por algo que sabes que podría hacerte feliz pero que en el fondo sabes que tu no le harías feliz. Tiene razón la persona que más quise y que más odie en mi vida, siempre he sido una mierda. Pero se lo debo al mayor error de mi vida. Porque si no le hubiera conocido ahora estaría subida en ese tren arriesgando a un sabiendo que podría estrellarlo. Pero  el problema es, que él es demasiado importante para hacerle algún rasguño en su corazón.