lunes, 11 de abril de 2011

El primer amor y el último se sienten igual.

-Me levantaba la costilla todos los días para que me dejara cicatriz y así no olvidarlo nunca. Juraba que era el amor de mi vida.
-Bueno, como todos los críos, ¿no?
-No, como todo el mundo. El primer amor y el último se sienten igual. Eso es lo que se tarda en entender.
-Ya... ¿y cuando te diste cuenta tú?
-Pues cuando dejé de arrascarme. Llega un día en el que te das cuenta de que en esa pareja sólo quedas tú y que lo único que te ata a él es esa herida y que haciéndola sangrar no mantienes vivo su recuerdo, sino el dolor de la pérdida.

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